Por: Gabriela Jiménez Ramírez
Cada latido del corazón influye en las decisiones y el bienestar mental del ser humano, reveló un estudio del instituto alemán Max Planck, que ofrece una visión profundamente transformadora sobre la salud humana.
Los investigadores de Ciencias Cognitivas y Cerebrales determinaron que el corazón y el cerebro trabajan juntos, entenderlo, señalan, podría transformar cómo se cuida la salud.
El equipo, liderado por Arno Villringer, planteó un modelo que funciona como un sistema único, donde el cerebro, el corazón, los nervios y las hormonas forman «estados cerebro-cuerpo».
En este sentido, lo que se ha determinado como estrés o emociones, no es solo un estado mental, se reflejan en la presión arterial, en el ritmo cardíaco y en la respuesta hormonal.
Asimismo, explican que los estados cerebro-cuerpo funcionan en distintos tiempos:
-Los microestados duran segundos o minutos y corresponden a emociones fugaces: la alegría repentina, el miedo que acelera el pulso o la calma.
-Los mesoestados, en cambio, pueden durar horas o días. Por ejemplo, el estrés. Está demostrado que cuando el cuerpo libera cortisol o adrenalina, la presión arterial y la frecuencia cardíaca se modifican.
Ahora, si el estrés se alarga, los mecanismos se pueden alterar y dejar huella en la salud física.
Los macroestados, en tanto, son las configuraciones del cuerpo y del cerebro que se mantienen durante meses o años y son más difíciles de revertir.
En este estadio, el organismo parece quedar en un patrón de funcionamiento, un bucle que ya no responde bien al cambio. El estrés repetido puede convertir una respuesta pasajera en una enfermedad establecida.
Coexistencia de enfermedades
La depresión y el riesgo de infarto están estrechamente relacionados. Mientras que la hipertensión o las personas que padecen de esta enfermedad presentan más síntomas de ansiedad.
Este estudio plantea algo más profundo: ambos problemas serían manifestaciones diferentes de un mismo estado cerebro-cuerpo alterado.
Los científicos señalan que las personas con predisposición a la hipertensión podrían tener un sistema que necesita mantener una presión arterial más alta para sentirse «bien».
Esa configuración afectaría tanto a su bienestar emocional como a su salud cardiovascular. Lo que comprueba que el cuerpo y la mente no enferman uno tras otro, sino a la par.
El planteamiento del modelo cerebro-cuerpo establece una forma de entender la salud. El equipo del Instituto Max Planck sostiene que, en el futuro, los diagnósticos deberían integrar lo psicológico y lo fisiológico en lugar de tratarlos por separado.
Para establecer el diagnóstico, la ciencia busca nuevos biomarcadores: patrones en la variabilidad del ritmo cardíaco, en la actividad cerebral o en los niveles hormonales que revelen cuándo un estado está a punto de volverse crónico.
Este enfoque abre la puerta a una medicina más humana, preventiva y personalizada, donde cuerpo y mente se entienden como una unidad inseparable.
En Venezuela, el Gobierno Bolivariano establece una política que garantiza a los venezolanos el acceso a la salud de manera gratuita y de calidad.
Además, promueve campañas de prevención y control de la hipertensión, con salas y consultorios adecuados en cada rincón del país a través de la Gran Misión Barrio Adentro y otras grandes misiones de la nueva generación.
Asimismo, ha establecido campañas para que la población tenga hábitos saludables con la instalación de parques biosaludables y un vida sana a través de buenas prácticas alimenticias.