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El impacto de los ritmos circadianos en la salud humana

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Por Gabriela Jiménez Ramírez.-

Los ritmos circadianos son como un reloj biológico interno que regula funciones vitales como el sueño, la alimentación y la salud general.

Investigaciones han demostrado que estos ritmos son mecanismos profundamente integrados y afectan nuestra salud de manera crucial. Este fenómeno biológico se ha visto alterado por las exigencias de la vida moderna, lo que pone en evidencia la desconexión que muchos experimentamos con nuestra biología natural.

El portal National Geographic, cita a Andrew Phillips, científico especializado en salud del sueño en la Universidad de Flinders de Australia, quien enfatiza que «los ritmos circadianos regulan todos los aspectos de la fisiología».

A esto, se le suma las investigaciones realizadas en los últimos años, donde se revela que los ritmos circadianos dictan cuándo deberíamos dormir y cuándo nuestro cuerpo está más preparado para defenderse de infecciones, digerir alimentos o rendir al máximo intelectualmente.

Un concepto que se explora en el artículo es el rol de la luz natural en el funcionamiento de los ritmos circadianos, especialmente en este mundo, donde el ser humano está rodeado de «luz artificial» y pantallas digitales, dejando de recibir la señal adecuada para regular procesos biológicos.

La luz azul o luz natural es esencial para mantener ciclos de vigilia y sueño bien alineados. Sin embargo, vivimos en ambientes cerrados con iluminación artificial, lo que reduce la cantidad de luz natural a la que estamos expuestos.

En este contexto, se proponen soluciones prácticas, como pasar más tiempo al aire libre y ajustar la iluminación artificial.

Si bien estas sugerencias pueden ser efectivas y fáciles de aplicar, es importante considerar también los factores sociales y laborales que hacen difícil aplicar estas recomendaciones.

Las jornadas laborales largas, las presiones y el estrés, dificultan salir al aire libre durante el día, limitando la capacidad de sincronizar ritmos circadianos con la luz solar.

Los ritmos también se ven afectados por el proceso alimentario del ser humano. Por ejemplo, comer tarde, además de interrumpir el proceso digestivo, también afecta el equilibrio hormonal y la microbiota intestinal, lo que genera un desequilibrio en el ritmo del sueño y, por ende, la salud general.

Los expertos aconsejan cenar ligero y al menos tres horas antes de dormir.

En un estudio reseñado por el Centro Nacional para la Información Biotecnológica, el cual forma parte de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, reveló las relaciones recíprocas entre la microbiota intestinal y el insomnio, y como pueden proporcionar nuevos conocimientos sobre el tratamiento y la prevención del insomnio.

Por eso, la recomendación que realizan los expertos es de alimentos ricos en antioxidantes, como las nueces, que favorecen la secreción de melatonina, ayudan a mejorar la calidad del sueño.

Este artículo nos invita a reflexionar sobre nuestra salud, enfocados en los ritmos circadianos y sugiere reestructurar nuestras sociedades para que estas prácticas sean más accesibles y viables. Depende de nosotros encontrar el equilibrio necesario para vivir en sincronía con ellos.

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