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Calor extremo: una crisis de salud silenciosa

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Por: Gabriela Jiménez Ramírez

El aumento de las temperaturas extremas es un fenómeno climático que solo afecta el bienestar del ambiente, amenazando directamente la salud de los trabajadores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó recientemente un informe alarmante que, en colaboración con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), advierte sobre el creciente riesgo del calor extremo en el ámbito laboral, una problemática que podría desencadenar «efectos catastróficos» para los trabajadores de todo el mundo si no se toman medidas preventivas urgentes.

El informe reseñado por el portal científico Sinc, destaca que el impacto del calor extremo en los trabajadores no solo tiene repercusiones en su salud física, sino también en la economía global, lo que convierte esta cuestión en una prioridad urgente.

Según la OMS, el estrés térmico o «sobrecarga calórica» es cada vez más común entre los trabajadores, y se estima que anualmente se registran cerca de 23 millones de lesiones laborales relacionadas con el calor. Esta cifra, aunque alarmante, es solo la punta del iceberg si consideramos que alrededor del 70% de los trabajadores del mundo, es decir, aproximadamente 2.400 millones de personas, se encuentran expuestos a temperaturas extremas en su jornada laboral.

Los modelos de cálculo del informe, presentado por el director de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, Rüdiger Krech; señalan que la productividad de los trabajadores disminuye entre un 2% y un 3% por cada grado que se sobrepase los 20 grados Celsius, lo que tiene un efecto acumulativo durante las olas de calor, cada vez más prolongadas y frecuentes a nivel global.

La OMS advierte que estas temperaturas extremas afectan sobre todo a los trabajadores de sectores manuales, como la agricultura, la construcción y la pesca, quienes deben trabajar al aire libre, pero también a aquellos que operan maquinaria que genera calor dentro de instalaciones.

Krech dijo que «lo nuevo está en la severidad» de la situación, que con más días a temperaturas extremas se ha convertido en una «crisis de salud».

Una de las principales conclusiones del informe es que la protección de los trabajadores del calor extremo no solo es una cuestión de salud, sino también de eficiencia económica. Según Rüdiger Krech, la inversión en medidas preventivas puede ahorrar «miles de millones» a la economía global cada año, pues el ausentismo laboral y la baja productividad generados por el estrés térmico son costos evitables si se implementan estrategias adecuadas.

Explicó que una cosa es trabajar a temperaturas molestas, pero otra es hacerlo a temperaturas peligrosas, como sucede «cuando se trabaja en las calles de Madrid a 45º, lo que no solo puede decirse que es desagradable, sino algo frente a lo cual hay que hacer algo».

Los expertos afirman que esta situación es un llamado a la acción para que instituciones se pongan de acuerdo en planes de respuesta a las olas de calor.

La crisis climática está alterando nuestra forma de vivir y trabajar, pero aún estamos a tiempo de implementar soluciones efectivas que protejan la vida y la salud de millones de trabajadores en todo el mundo. La situación del calor extremo no es solo un desafío ambiental, sino una cuestión de justicia social y económica. Si no actuamos ahora, las consecuencias podrían ser irreversibles.

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Mincyt / Prensa