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Científica destaca claves para evitar daños irreversibles por ACV

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En una nueva entrega de 5 minutos de Ciencia, la presidenta e investigadora de la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Marinés Longart, abordó el tema de los accidentes cerebrovasculares (ACV), la gravedad, las formas de prevención y los estudios que se desarrollan en el país.

Longart explicó que «los accidentes cerebrovasculares son una afectación neurológica que ocurre por diversos factores» y precisó que existen dos tipos: insquémicos y hemorrágico.

Sobre el primero, la investigadora de Fundación IDEA señaló que en el accidente cerebrovascular isquémico «hay una interrupción del flujo de sangre, debido a un trombo y al no pasar sangre y nutrientes al cerebro debido a esta obstrucción hay una afectación neurológica».

Detalló además que «normalmente comienza con la muerte de células en la zona infartada o la zona que se denomina zona de infarto y se produce toda una serie de eventos bioquímicos que van a desencadenar la muerte del tejido cerebral en esa zona si no es atendido a tiempo».

En cuanto al ACV hemorrágico, explicó que «ocurre en una menor proporción, donde hay una ruptura de vasos principales en el cerebro y es una condición que requiere una intervención inmediata», y añadió que «normalmente pudieran requerir una intervención quirúrgica de emergencia».

La investigadora subrayó la importancia de actuar con rapidez, por lo que manifestó que existe una «ventana terapéutica» para el tratamiento del ACV, que tiende a ser muy corta.

Enfatizó que en los accidentes cerebrovasculares tipo isquémico, la ventana terapéutica puede ser unas seis u ocho horas.

Añadió que «el tratamiento más conocido es el activador tisular del plasminógeno, que es un agente que eliminaría el trombo y puede restituir la circulación, pero si no es detectado a tiempo, o no es llevado a un centro de salud para aplicar esta terapia a tiempo y pasa la ventana terapéutica, ya va a haber afectación, neurodegeneración, desconexión de las neuronas, muerte celular y va a ser más difícil la recuperación».

En cuanto a la prevención, Longart resaltó la influencia de los estilos de vida y la importancia de cultivar hábitos saludables para evitar sufrir estas afectaciones.

Destacó la importancia de la alimentación, evitar el tabaquismo y el estrés que son factores de riesgo, «por eso hay que cultivar hábitos de vida saludables: ejercicio, técnicas de relajación, meditación, contacto con la naturaleza, bailar, cantar, tocar un instrumento, todos esos factores ayudan a tener un poco más de armonía».

En Venezuela, desde la Unidad de Neurociencia de la Fundación IDEA, se realiza un proyecto de investigación que trata de simular en un modelo animal, en este caso ratones, un ACV.

Describió el procedimiento señalando que «el ratón es anestesiado, se introduce a través de la arteria carótida un filamento que llega hasta la arteria media cerebral. Al obstruirse, estamos simulando un ACV isquémico de manera controlada y experimental».

El propósito, indicó, es probar qué factores, qué proteínas o drogas pudieran ayudar a recuperar el daño neurológico.

«Aunque el tejido que está muerto no va a resucitar, alrededor de ese infarto hay neuronas potencialmente salvables y en eso estamos trabajando: en esa zona llamada penumbra, que tiene mucho potencial para recablear y reconectar las neuronas desconectadas y ayudar al paciente en su recuperación», puntualizó.

Mincyt/Prensa/AE/Fotografías: AA