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Ataque a migrantes es parte de la guerra híbrida contra Venezuela

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En un nuevo ataque contra Venezuela este 2025, el gobierno de Estados Unidos dirigido por Donald Trump arrecia las políticas antimigrantes teniendo como eje de acción a los connacionales que llegaron a este país movidos por la guerra psicológica de sectores de la extrema derecha y los daños causados por la imposición de Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU).

Amparado en la Ley de Enemigos Extranjeros (Alien Enemies Act) de 1798, el supremacista estadounidense comienza una cacería contra los venezolanos, con el argumento de que pertenecen a la organización criminal Tren de Aragua, sin tener pruebas fehacientes.

Como respuesta, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, reimpulsó el Plan Vuelta a la Patria, para garantizar el retorno de las y los venezolanos y anunció la campaña Venezuela Dignidad Siempre, para denunciar las detenciones, principalmente en Estados Unidos y El Salvador, de centenares de migrantes.

En este contexto, cabe preguntarse ¿Por qué Trump enfoca su campaña antimigración en los venezolanos? ¿Cuál es su objetivo?

Guerra hibrida y migración

La especialista en psicología en desarrollo humano, Ovilia Suárez, afirma que es parte de la guerra híbrida implementada contra Venezuela, desde hace varios años; una guerra que tiene acciones directas contra la economía y muy especialmente contra la estabilidad social del pueblo.

Comenta que la estrategia era sacar dinero de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por su sigla en inglés), “para sustentar programas de migrantes en otros países, o sea, era como una operación muy bien planeada desde lo económico, también desde lo social y desde lo psicológico para conseguir, digamos, esa clientela, que al final son víctimas de lo que era una meta, golpear la estructura social venezolana en lo más profundo, en lo más sensible, que era la familia”.

Aún cuando las condiciones de vida fuera de Venezuela eran difíciles y la xenofobia arreciaba, los migrantes, especialmente los que llegaron a Estados Unidos, no habían experimentado aún el verdadero rostro del sistema capitalista. Con la llegada nuevamente al poder de Donald Trump la situación toma un nuevo rumbo. La promesa de un país poderoso y nuevamente dueño del mundo, debía cumplirse.

Suárez refiere que el magnate inicia una guerra arancelaria y, en paralelo, una guerra contra los migrantes, que en el caso de Venezuela se hace bandera principal de su campaña.

“Inicialmente la deportación de Trump no era superior a la del año 2024. Empiezan a maltratar a los venezolanos y a las venezolanas, que, en diferentes situaciones de legalidad, en diferentes condiciones de migrantes, van a pagar justos por pecadores y lo que genera eso es una política de terror”, expresa.

La estrategia de Trump es “hacer bulla, llamar la atención” y lo logra gracias a sus alianzas con el presidente de El Salvador Nayid Bukele, quien acepta recibir en sus cárceles de máxima seguridad a los migrantes venezolanos en una transacción que recuerda la época de la esclavitud y al nazismo.

En este sentido, la especialista menciona: “Cuando se toca la familia, rompiendo digamos la unidad, y haciendo tambalear a los vínculos, el equilibrio y la cotidianidad, y toda la historia para lo que la persona se formó se empieza a sentir. Es decir, fue una campaña hecha para golpearnos en lo más importante que es el venezolano y la venezolana”.

Resarcir los daños

Para Ovilia Suárez es fundamental hacer un seguimiento psicosocial que les permita su reinserción en el plano laboral y social.

Argumenta que estas acciones deben realizarlas desde expertos y expertas en psicología como también las comunidades organizadas. “Esa comunidad es la que te permite a ti fortalecer tus vínculos, tu
identidad y arraigarte y salir de allí comuna orientación de vida”.

Agrega que es necesario hacer un seguimiento integral de cada repatriado, “porque la gente puede tener signos de alarma en el área de salud mental, puede haber depresiones, estrés postraumático, puede haber alteraciones del sueño, puede haber alteraciones en la alimentación”.

Precisa que se trata de tejer vínculos, para reconstruirlos y seguir adelante; “para que de verdad podamos construir familias y comunidades, en mejores términos, y podamos enfrentar las dificultades juntos, que esa es la vida en realidad”.

Mincyt / Prensa: VG/ Foto portada: Cortesía

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