Bacteriófagos: virus que infectan bacterias como alternativa a los antibióticos

Bacteriófagos: virus que infectan bacterias como alternativa a los antibióticos

Los bacteriófagos son virus que pueden infectar las células animales, vegetales, hongos y algas, pero también a las bacterias que pueden volverse resistentes ante algunos antibióticos.

La ministra para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, compartió este domingo detalles de estos virus que pueden tener diversos usos.

“Los virus pueden infectar todo tipo de células: animales, vegetales, hongos, algas y también bacterias. Te comparto el ciclo de vida de un bacteriófago. Para mi es apasionante la diversidad de microorganismos que existen y la oportunidad de usos en la Salud, la Agricultura y la Industria”, publicó en su cuenta de la red social X.

Explicó qué, en un principio, los antibióticos parecieron ser la solución a las enfermedades infecciosas, pero luego apareció también la resistencia a los antibióticos, convirtiéndose en uno de los grandes problemas de salud del siglo XXI, en todo el planeta.

“Es importante tener en cuenta que el hecho de que una bacteria se haga resistente a los antibióticos no implica que también sea resistente a los mecanismos de lisis de los fagos. Ambos mecanismos de resistencia son diferentes”, precisó.

En ese sentido, indicó que los fagos se emplean para tratar enfermedades infecciosas resistentes a los antibióticos, a través del mecanismo de la fagoterapia, que se plantea como una alternativa eficaz.

Al respecto, detalló que los bacteriófagos se encuentran de manera abundante en la naturaleza y, junto con las bacterias, en todos los ambientes como el suelo, el agua e incluso, en el aire.

Su acción es muy específica, estos virus cumplen con atacar a un tipo de bacteria concreta sin afectar, por ejemplo, a las bacterias intestinales propias del ser humano.

Ventajas ante los antibióticos

La ministra y bióloga de profesión, informó que los bacteriófagos tienen algunas ventajas respecto a los antibióticos, entre ellos: son productos “ecológicos” que no tiene muchos efectos tóxicos o secundarios en los humanos, animales, plantas o el ambiente.

También, son fáciles de producir y de aplicar; se pueden emplear como mezclas o cócteles de varios bacteriófagos a la vez y su concentración se autolimita; aumentan en el cuerpo conforme se multiplican en las bacterias y luego van disminuyendo al tiempo que esas bacterias van siendo eliminadas.

Destacó que actualmente, el Instituto Eliava (el antiguo Instituto Tbilisi de Bacteriófagos, Microbiología y Virología de la República de Georgia) tiene probablemente la mayor colección de bacteriófagos del mundo.

En Eliava “producen bacteriófagos para tratar todo tipo de infecciones: sepsis, peritonitis, mastitis, abscesos purulentos, neumonías y bronquitis, quemaduras, etc. Y en todo tipo de formatos: líquido, pastillas, pomadas, aerosoles y nebulizadores e incluso supositorios. Preparan cócteles de combinaciones de fagos para serotipos distintos de Escherichia, Enterococcus, Proteus, Pseudomonas, Shigella, Salmonella, Staphylococcus y Streptococcus”, dijo.

La fagoterapia en el futuro cercano

La ministra para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, indicó que en el mundo se estudian y desarrollan nuevas estrategias para mejorar y superar las limitaciones de la fagoterapia.

“El diseño de nuevas combinaciones de varios fagos al mismo tiempo, la combinación sinérgica de fagoterapia y antibióticos, el empleo de productos del fago en vez del fago completo (como las endolisinas), el uso nuevas tecnologías de dispensación de medicamentos como liposomas o la manipulación genética de los propios fagos”, enumeró.

Asimismo, puntualizó que los fagos se pueden modificar genéticamente para cambiar la especificidad de la bacteria huésped, logrando reducir su inmunogenicidad y evitar que liberen toxinas bacterianas para minimizar su respuesta inflamatoria. Además, pueden extender su supervivencia después de su administración “(fagos que duren más tiempo en el torrente circulatorio)”.

Finalmente, acotó que la extensión del uso de fagos para curar enfermedades infecciosas va a requerir una regulación específica de los nuevos productos terapéuticos “y algo de “marketing”: quizá algunas personas no reciban con buenos ojos eso de inyectarse unos virus para acabar con la infección. Habrá que explicarlo bien, los virus no siempre son malos y algunos nos pueden salvar la vida”.

Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Rosiris Ortega Ortiz/ imagen cortesía

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