La alianzas bilaterales entre Venezuela y la República Popular China datan desde hace 49 años, y se han fortalecido basándose en el respeto e igualdad de los pueblos, en los últimos años.
Estas relaciones de hermandad y cooperación se ven reflejadas a través de los más de 600 acuerdos suscritos en la Comisión Mixta de Alto Nivel (CMAN) que van desde convenios petroleros y energéticos hasta el plano aeroespacial, como respuesta a la disputa histórica de dos modelos antagónicos: el neocolonialismo de occidente y el mundo multicéntrico y pluripolar.
Desde el encuentro entre los líderes Jiang Zemin y Hugo Chávez, en el año 1999, comienza a forjarse una relación no solo basada en objetivos comunes, como la erradicación de la desigualdad a través de políticas de protección social, sino en la esencia de sus procesos revolucionarios y su defensa de la emancipación en los nuevos tiempos.
China, caracterizada por su visión humanista, se ha convertido en fuente de inspiración de los pueblos oprimidos del mundo.
La transformación social en China sería la pieza fundamental del acercamiento con Venezuela, en un ejemplo palpable de la nueva configuración de relaciones internacionales, sin condicionamientos y enfocadas en la construcción de la “comunidad de destino común” de la que hablara Xi Jinping en 2012.
Venezuela también destaca como un modelo ejemplar en la garantía de los derechos fundamentales del pueblo con la implementación de mecanismos de protección social que han permitido minimizar los efectos devastadores del bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por el gobierno de los Estados Unidos y sus países aliados de Europa.
Con la imposición de las Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU), Beijing y Caracas han sido objetos de estas maniobras, pero se han instituido, con valentía y gallardía, como las principales voces del rechazo a la injerencia occidental en los asuntos internos, defendiendo al mismo tiempo los intereses de sus pueblos.
Los lazos entre ambas naciones se afianzaron con la llegada de la Revolución Bolivariana, al mando de Comandante Hugo Chávez, quien en varias oportunidades, se declaró maoísta e incluso llegó a señalar que de sus lecturas sobre Mao Zedong “saqué varias conclusiones que fueron determinantes para mí”, entre ellas su teoría sobre la unión cívico-militar que plantea que el ejército debe trabajar de la mano del pueblo.
Hoy, Venezuela al mando del presidente de la República, Nicolás Maduro, estas relaciones continúan en por el camino hacia el fortalecimiento del mundo multipolar.
“Los tiempos de los imperios se acabaron, los tiempos de los pueblos han llegado ahora y para siempre. Que nadie dude que ha llegado el tiempo de la articulación de un nuevo mundo: el mundo pluripolar, el mundo multicéntrico, el mundo de la articulación, de la integración de los pueblos”, enfatizó el jefe de Estado durante su participación en el Diálogo de Alto Nivel entre el Partido Comunista de China y Partidos Políticos del Mundo, realizado en marzo pasado vía videoconferencia.
Este vínculo chino – venezolano ha elevado su horizonte y en materia de salud, con la pandemia por covid- 19, China extendió su mano amiga -no solo a Venezuela, sino a países de todo el mundo- para brindar asistencia técnica, científica y humanitaria en el combate contra la pandemia.
Venezuela se convirtió en la primera nación en recibir una delegación técnica de China, integrada por médicos y científicos que trabajaron en hospitales para salvar la vida de los portadores de SARS-CoV-2. Además, destinó medicinas y material médico, incluidas sus vacunas (Sinovac y Sinopharm) para acelerar el proceso de inmunización.
Fruto de esta relación de cooperación es el impulso de distintos proyectos de suma importancia en las áreas energética, industrial, obras públicas, vivienda, agrícola, científica y tecnológica, transporte, cultura, comercio y de seguridad y defensa.
Con información de Prensa Presidencial.