En el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), se encuentra la Unidad de Servicio de Soplado de Vidrio, un espacio dedicado a una labor meticulosa y delicada: la creación de intrincadas piezas de vidrio que son esenciales para los laboratorios.
Esta unidad fue fundada en 1970 y funcionó inicialmente en el Centro de Física-Química, con la misión de diseñar y reparar equipos de laboratorio únicos, que no se encontraban disponibles en el mercado.
En 1973, se trasladó al Centro de Química “Dr. Gabriel Chuchani” del IVIC, donde continúa operando con un equipo altamente calificado, capaz de trabajar el vidrio a temperaturas que oscilan entre los 1000 y 1260°C.
Al respecto, Vladimir de Amicis , jefe de la Unidad de Soplado de Vidrio, indicó que desde este espacio “fabricamos los instrumentos para que un país pueda hacer ciencia, aquí hacemos columnas de destilación, líneas de vacío, entre otras cosas, que son importantes para el investigador, son ellos los que validan, identifican y dicen que hace falta, porque muchas veces un producto comercial no cumple con los requerimientos que se necesitan y es allí donde entramos nosotros a brindar la asesoría y el apoyo para proveer las herramientas que se requieren para hacer ciencia”.
Explicó que mientras más sopladores de vidrios científicos tenga un país, más herramientas tendrán para poder solventar problemas y brindar solución.
Por su parte, Rainiero Añez, ingeniero en materiales y miembro del equipo, describió el proceso como uno que combina arte y ciencia.
Los pedidos de los investigadores se transforman en realidad por manos expertas que leen planos detallados y dan vida a las piezas, ya sea a través de la modificación, reparación o creación desde cero.
Explicó que básicamente la dinámica de trabajo consiste en recibir las órdenes de fabricación por parte de los investigadores, profesionales, técnicos; y el personal capacitado (sopladores de vidrio científico) proceden a leer los planos de diseño y realizar el trabajo ya sea modificación, reparación o fabricación de la pieza de laboratorio.
Igualmente, precisó que la temperatura de trabajo que alcanza la llama de los sopletes es de unos 1200°C necesaria para poder realizar los diferentes tipos de aparatos.
“El vidrio se ablanda, damos la forma, moldeamos a más 1000 °C, pero se aumenta la temperatura cuando hay soldaduras especiales, luego que la pieza está terminada vamos a un proceso de templado en los hornos que tiene un tiempo de duración de 24 horas y luego se verifica que la pieza haya quedado sin manchas, sin fisuras, ni defectos en soldaduras que pudieran ser catastróficos en condiciones de servicio. Luego procedemos a entregar la pieza. El tiempo que podemos tardar en hacer una pieza dependerá de la complejidad de la misma”.
Compromiso con la Excelencia
La Unidad de Soplado de Vidrio no solo atiende a los laboratorios del IVIC, sino que también ofrece sus servicios a entidades públicas, privadas y particulares.
La calidad de la formación es primordial para Añez, quien enfatiza que sólo a través de la excelencia pueden expandir su producción y competir en el mercado.
“Este es un trabajo que requiere experiencia, formación, técnica, precisión y básicamente se aprende de la mano de especialistas en el área que te guíen y te orienten en el proceso de aprendizaje. Nuestros aprendices se están formando en la carrera de Ingeniería de Materiales, aquí se conjuga conocimientos y destreza «, puntualizó Añez.
Con información del IVIC.