La microbiota intestinal, ese complejo ecosistema de microorganismos que reside en el sistema digestivo, ha sido objeto de estudio en relación con una amplia gama de condiciones de salud física y mental.
Recientemente, la atención se ha centrado en su posible conexión con los trastornos de ansiedad social, como la fobia social que provoca ansiedad y miedo en situaciones poco familiares, afectando significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. Esta condición se trata, cotidianamente, con fármacos, pero estos no siempre resultan efectivos y pueden tener limitaciones.
De acuerdo con el catedrático de Psicobiología del Instituto de Neurociencia en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, Ignacio Morgado Bernal, en la actualidad se evalúa “una nueva clave que quizá podría ayudar a superar ese trastorno, pues se ha observado que las personas que padecen fobia social tienen una composición biológica de su microbiota intestinal diferente a la de las personas sanas que no la padecen”.
Asimismo, resaltó que investigaciones recientes sugieren que la composición de la microbiota intestinal podría jugar un papel en el procesamiento de las relaciones sociales en el cerebro.
Según explica el especialista, la microbiota intestinal está compuesta por “numerosas bacterias que colonizan el cuerpo humano sano, la mayoría en el sistema gastrointestinal, constituyendo un sistema complejo llamado flora”. Además, agregó que “comprende más de 1000 diferentes tipos de bacterias cuya composición se altera a lo largo de la vida por factores como la dieta, el uso de antibióticos, el tipo de parto de la mujer y otros factores de la vida moderna”.
También mencionó que la microbiota “contribuye a la eliminación de toxinas y carcinógenos, evita que el intestino sea colonizado por bacterias patógenas, contribuye al desarrollo del sistema inmunológico y regula el estado inflamatorio del organismo”.
El experto, además, resaltó los avances científicos en el área con los trasplantes de microbiota fecal que han surgido como una “técnica prometedora para explorar cómo los microbios intestinales pueden influir en el comportamiento”.
En ese sentido, Morgado Bernal, mencionó el estudio pionero de transferencia fecal de humanos con fobia social a ratones, realizado por investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo.
“Los resultados mostraron que, aunque no hubo cambios en la ansiedad o depresión, los ratones receptores exhibieron una mayor sensibilidad al miedo social. Esto sugiere que la microbiota intestinal podría influir en aspectos específicos del comportamiento social”, apuntó.
Finalmente, señaló que “estos hallazgos abren la puerta a nuevas vías de tratamiento para trastornos como la fobia social. Modificar la microbiota intestinal podría ofrecer una alternativa terapéutica para aliviar los síntomas de ansiedad social, proporcionando esperanza para aquellos que buscan soluciones más allá de la farmacología tradicional”.
Con información de Agencias Internacionales.