El cambio climático es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad en el siglo XXI. Muchas personas y organizaciones proponen plantar árboles masivamente como una forma de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y mitigar sus efectos.
Sin embargo, un reportaje publicado en la revista digital The Conversation, cuestiona esta idea y explica por qué plantar árboles no siempre ayuda a combatir el calentamiento global.
Según el artículo, plantar árboles en lugares donde no son autóctonos puede tener consecuencias negativas para la biodiversidad, el ciclo del agua y el almacenamiento de carbono; señalan que los árboles tardan años en actuar como sumideros de CO₂, son vulnerables a los incendios y que pueden desplazar a otros ecosistemas que almacenan más carbono, como los pastos y las sabanas.
Además, la publicación advierte que esta idea puede ser una forma de “ecoblanqueo”, que desvía la atención de las verdaderas causas y soluciones del problema. “No podemos seguir quemando combustibles fósiles y esperar que los árboles nos salven”.
El artículo reseña que la iniciativa del Foro de Davos de plantar un billón de árboles es una solución simplista e inadecuada para frenar el cambio climático.
El reportaje concluye que plantar árboles no es una solución mágica al cambio climático, sino una medida complementaria que debe aplicarse con criterio y precaución.
Recomiendan priorizar la conservación y restauración de los bosques existentes, así como reducir el consumo de energía y fomentar las energías renovables, para frenar el aumento de la temperatura y preservar la vida en el planeta.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología