por Sheila Bravo
AmazonFACE es el proyecto que Brasil pondrá a prueba para evaluar la capacidad que tiene el bosque tropical del Amazonas para absorber el dióxido de carbono.
Investigadores del Gigante del Sur, emplearán un complejo de torres, dispuestas en seis círculos, que esparcirán dióxido de carbono nebulizado en el territorio amazónico, con el objetivo de entender la reacción de la selva tropical más grande del mundo al cambio climático.
Cada círculo consistirá de 16 torres de aluminio, que alcanzarán una altura de un edificio de 12 niveles. Tres compañías suministrarán el dióxido de carbono necesario para que el experimento sea efectivo.
Proyecto AmazonFACE
FACE es el acrónimo en inglés de Free Air CO2 Enrichment (Enriquecimiento de dióxido de carbono en atmósfera libre); es una tecnología desarrollada, en primera instancia, por el Laboratorio Nacional Brookhaven de Nueva York, que tiene la capacidad de modificar el ambiente alrededor de las plantas y replica los futuros niveles de concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera.
La construcción del proyecto está situada a 70 kilómetros al norte de Manaos, y es encabezado por el Instituto Nacional para la Investigación Amazónica, una institución federal con aportación financiera del gobierno británico, que ha prometido 9 millones de dólares.
Este proyecto, que funcionará a cabalidad a mediados de 2024, ayudará a los científicos a comprender si la región tiene un punto crítico que, de alcanzarse, pudiera pasar a un estado de declinación irreversible, convirtiéndose en lo que se conoce como muerte de la selva tropical de la Amazonía.
De entrar en este estado, la selva amazónica, podría pasar de ser el bosque de mayor biodiversidad del mundo a un paisaje más árido, como el caso de una sabana.
Sobre esto David Lapola, uno de los principales científicos del proyecto, comentó al medio The Associated Press, que ya se han realizado experimentos similares en bosques templados, pero que hasta ahora no se tiene ninguna garantía de que en la selva del Amazonas resulte igual.
Señaló que “el punto crítico en la selva tropical de la Amazonía podría estar más vinculado al cambio climático que al ritmo de deforestación”, por lo que “es crucial estudiar las consecuencias de concentraciones más altas de dióxido de carbono en la selva para entender lo que sucederá en el futuro”.
Afirmó que aunque el mundo detuviera hoy la deforestación en la cuenca amazónica, la selva continuaría estando en peligro de experimentar las consecuencias del punto crítico debido al cambio climático.
“Si bien frenar la deforestación sigue siendo nuestra principal responsabilidad, combatir el cambio climático causado por factores atmosféricos es una situación que Brasil, y otros países amazónicos, no pueden abordar solos”, dijo Lapola.
Detalló que la construcción del proyecto ya está en marcha con el ensamblaje de los dos círculos iniciales, y se prevé que entren en funcionamiento a principios del mes de agosto.